Tener un sitio adecuado para trabajar es sin duda uno de los factores de éxito de cualquier empresa o emprendedor. Los tres opciones que comúnmente barajamos son: trabajar desde casa, alquiler de oficina o unirnos a un espacio de coworking.
Trabajar desde casa
Trabajar desde casa es hoy en día una tendencia casi obligada por las circunstancias que atravesamos y el auge del fenómeno emprendedor. Sin embargo, son significativas las desventajas que presenta, y cualquier factor que amenace el buen fin de nuestro proyecto debe ser puesto bajo control y eliminado en la medida de lo posible.
Trabajar en tu propio hogar es sin duda tentador. En primer lugar, por la aparente comodidad que se le supone y, en segundo lugar, por el ahorro de costes que sin duda representa. En un momento en que cada euro cuenta es un argumento de mucho peso.
Si bien es cierto que soy de los que piensa que en casa como en ningún sitio para muchas cosas, no estoy de acuerdo cuando está en juego nuestro futuro profesional y nuestra capacidad de generar ingresos. Los que hemos pasado por esa etapa sabemos que al principio todo es mejor que transcurridos unos meses. Con el tiempo nuestro círculo social se estrecha, nuestro rendimiento cae fruto de la gran cantidad de distracciones y tentaciones que tenemos en el hogar, y empiezan a escasear las ideas frescas.
Además, el hecho de que nuestro lugar de trabajo se encuentra en nuestro hogar, hace que nuestra vida profesional y personal empiecen a mezclarse. Cuando llega este momento, concentrarnos totalmente en uno sólo de esos aspectos nos resulta enormemente complicado.
Ante esta situación tenemos 2 opciones:
Alquiler de oficina
El alquiler de oficina ha sido la alternativa tradicional a trabajar en casa. Es un lugar en el que sin duda tenemos intimidad; pero si estamos solos, la sensación de ser un lobo solitario permanece. Las distracciones siguen siendo posibles, un buen rendimiento no está asegurado y, si queremos socializar o hacer contactos, hay que mover el trasero fuera del cortijo.

Inversión inicial elevada
Además, la inversión inicial es significativa. Si optamos por alquilar, no es extraño que nos pidan al menos dos meses de fianza y que haya un período de obligado cumplimiento (habitualmente un año en mi ciudad, Málaga). Tampoco es extraño que nos pidan que garanticemos todo esto con un aval bancario contra el que tendremos que hacer un depósito en efectivo en nuestra entidad financiera.
Aquí no termina todo. Las oficinas normalmente se nos entregan vacías y, muchas veces, en unas condiciones que hay que mejorar. La adquisición de un mobiliario básico y equipamiento de oficina tal como una buena impresora multifunción, puede suponer una inversión importante.
Finalmente, los servicios y suministros. Debemos contratar suministro eléctrico, agua, internet, limpieza, etc., que nos va a suponer un gasto fijo mensual que, fácilmente, puede suponer 300 € mensuales en una oficina para 1 o 2 personas.
Hacemos toda esta inversión cuando aún no sabemos qué tal nos va a ir en muchos de los casos. Esto no hace más que añadir estrés en un momento en el que todo lo que no sea pensar cómo sacar nuestro proyecto adelante sobra.
En resumidas cuentas, estamos hablando de una inversión que sin problemas supera anualmente lo que antiguamente se llamaba “un kilo”, es decir un millón de las antiguas pesetas o 6.000 €. Y, si eres, de los que se va de vacaciones, divide entre 11, no entre 12 para calcular lo que supone al mes tener una oficina. Te invito a meditar sobre la posibilidad de que invertir ese dinero directamente en tu proyecto sea una decisión más sabia.
La gestión del espacio te corresponde a ti
No te olvides de la inversión en tiempo y gestión de incidencias que tener una oficina requiere. A no ser que además puedas permitirte contratar a una persona para eso, todo lo que pase en tu oficina es tu problema. La impresora se queda sin tinta, no hay café, el aire acondicionado se ha estropeado, hay que limpiarla, internet se ha caído, etc. El tiempo y energía que dediques a solucionarlo no los estás dedicando a tu proyecto.
UN ESPACIO DE COWORKING
Sin inversión inicial ni compromisos
En este caso podemos salir de casa con una inversión muy pequeña. En el caso de Grow Working, desde 49 euros al mes si sólo necesitas venir por las tardes. Además, no hay fianzas, ni períodos de permanencia. Con el tiempo, puedes ir escalando hasta nuestro mejor puesto a medida que te lo puedas permitir.
Puedes darte de baja y de alta tantas veces como quieras. Si te vas de vacaciones en agosto, puedes darte de baja y volver a darte de alta en septiembre (aunque no tienes la garantía de que vayas a tener disponible exactamente el mismo puesto cuando vuelvas).
Networking y creatividad al cuadrado
Además de tu zona de trabajo, tienes las instalaciones de una gran empresa. Tendrás a tu disposición: cocina-office, sala de espera, zona social, sala de reuniones, impresora multifunción profesional, sala de formación, sala de descanso, etc.
La soledad desaparece. Vas a estar rodeado de gente en tu misma situación. Totalmente comprometidos con su proyecto y que están atravesando o ya han atravesado los mismos problemas a los que te enfrentas.
Tu red de contactos se va a ampliar drásticamente. El compartir un mismo espacio crea un vínculo rápidamente y, desde ese punto, las colaboraciones surgen de forma espontánea. Las zonas de descanso y la zona social están pensadas para crear encuentros que inviten a comunicarse y a compartir ideas.
Cada uno de vosotros estará trabajando en su propio proyecto y tendrá conocimientos y habilidades diferentes. Habilidades y conocimientos que puedes acordar hacer tuyos y hacer ofertas a tus clientes mucho más completas incorporando a tu equipo a alguno de tus compañeros de espacio de forma puntual.
Tu creatividad va a dispararse. Estar permanentemente en contacto con nuevas ideas y formas de hacer las cosas te ayudará a ser más innovador con tu proyecto. Y, no menos importante, te dará la motivación a veces tan necesaria para seguir adelante con tu empresa.
CONCLUSIONES
Una oficina comienza a ser una opción razonable cuando se cumplen estos requisitos:
- Estamos hablando de un equipo compuesto por un cierto número de personas. Esto hace que los costes sean más o menos equivalentes a alquilar un espacio en un coworking. Raramente van a ser inferiores.
- De un proyecto claramente viable en el que hay unos ingresos, más o menos estables, asegurados al menos a medio plazo.
- La empresa tiene una red de contactos y colaboradores lo suficientemente amplias.
Sin embargo, te aconsejo apostar por un espacio de coworking si:
- Tu proyecto se encuentra en una etapa incipiente.
- Prefieres dedicar la mayor parte de tus recursos directamente a tu proyecto.
- Vas a necesitar apoyo para desarrollar tu idea.
- Necesitas desarrollar más tu red de contactos.
- Necesitas tener contacto con profesionales que pueden jugar un papel complementario en tu oferta de servicios.
- Los entornos creativos, heterogéneos y colaborativos te ayudan a generar ideas para impulsar tu proyecto.
- Es importante tener a tu disposición los medios con los que cuenta una mediana empresa.
Para terminar, sólo decirte que, si optas por un espacio de coworking en Málaga, te invito a que visites Grow Working. Está pensado para satisfacer las necesidades del emprendedor y el freelance. Nuestra meta es poner a tu disposición lo que necesitas para que tu proyecto salga adelante en un entorno de colaboración. Llama ahora al 951 493 671 y pide un período de prueba gratuito.